10/4/17

Sangrando por la Herida

Voy a hablar desde mi experiencia porque no puedo hablar desde otro lugar, 

Esto no es sólo muy cierto, es triste…

A lo largo de mi vida tuve que contestar varias veces en diferentes contextos a sujetos que me interrogaban respecto a por qué no quería meterme con ellos. La mayor de las réplicas siempre era: por qué conmigo no y con Fulano, Zutano y Mengano sí.

 En esa afirmación venía siempre una crítica, a veces solapada otras veces explícita, a mis decisiones autónomas y a la forma en que conducía mi vida. Porque si por alguna razón tú decides vivir tu vida sexual con cierta libertad te transformas automáticamente en un bien de uso público. Ya no eres libre de rechazar a nadie más nunca, porque claramente no es que te guste una persona determinada o un contexto particular, te gusta el weveo y no hay necesidad de hacerse la cartucha. Algo muy distinto ocurre con la promiscuidad masculina que es celebrada o en el peor de los supuestos omitida.

Nunca sufrí una violación por parte de conocidos o parejas, pero siento que se lo debo más a la suerte que al entorno. Sentí el peligro muchas veces, me agazapé como un animal, me hice la dormida, respiré corto buscando desaparecer, caminé rápido en el frío de la noche, en la desesperación de llegar pronto a mi casa hasta corrí…por miedo.

Quien afirme que esto es normal está enfermo. Quien crea que el problema es de las mujeres que salen, viven, viajan o hacen lo que se les ocurra solas, está enfermo. Quien sienta que esto no es algo que deba cambiar, está enfermo. Yo quiero otro futuro para las mujeres que vienen ¿y tú?...       

Arte Menstrual por Zanele Muholi